Los obispos anunciaron que en enero de 2026 se tiene prevista la 59 Jornada Mundial de la Paz.

INSTRUCTORES HACEN EJERCICIOS EN LAS CALDERAS. Un helicóptero Black Hawk aterrizó ayer en el Ministerio de Defensa, en un momento en que Cuba acusa a Estados Unidos de realizar movimientos de tropas en el Caribe para preparar una futura aventura militar disfrazada de intervención humanitaria en Venezuela.
AGENCIA EFE
SAN JUAN, Puerto Rico.- La Conferencia Episcopal de Obispos de las Antillas, que reúne a líderes religiosos católicos, expresó su preocupación ante el aumento de tropas estadounidenses en el mar Caribe para combatir, según el Gobierno norteamericano, el narcotráfico.
El ente religioso denunció, mediante un comunicado publicado en su portal, que las maniobras militares podrían acarrear «posibles implicaciones» para «el bienestar socioeconómico, político y humanitario de nuestra región y su gente».
«El diálogo y la cooperación son urgentemente necesarios para aliviar las crecientes tensiones geopolíticas y fomentar una paz duradera», dijeron en la nota.
Para estos obispos, «la guerra no es la solución», al tiempo que mencionaron que en enero de 2026 se tiene prevista la 59 Jornada Mundial de la Paz.
Ante ello, destacaron las palabras del entonces papa Pablo VI, quien en 1966 instó, en la apertura de esta celebración, a que la humanidad tenía que «buscar la negociación en lugar de la guerra».
Desde que Donald Trump envió las primeras tropas a la zona, estas han llevado a cabo diez ataques hacia lanchas que presuntamente llevaban drogas, en los que han muerto 43 personas.
«Nos encontramos en una encrucijada. El narcotráfico continúa devastando las sociedades caribeñas, erosionando vidas, futuros y el tejido moral mismo de nuestras comunidades», opinaron los obispos.
Sin embargo, el uso de la fuerza desproporcionada «no puede justificarse como medio de resolución», según resaltaron los líderes religiosos.
«Tales actos violan la sacralidad de la vida humana», añadieron en la nota.
Las declaraciones de los obispos se dan al mismo tiempo en que este domingo otras tropas estadounidenses, incluyendo la del destructor USS Gravely, llegaron a Trinidad y Tobago para llevar a cabo ejercicios militares durante varios días.
El pequeño país caribeño está ubicado a apenas once kilómetros de la costa venezolana.
Además del destructor se espera la llegada de la Unidad Expedicionaria 22 del Cuerpo de Infantería de Marina estadounidense.
«La presencia de buques de guerra en nuestras aguas caribeñas representa amenazas reales e inmediatas para la estabilidad regional y el bienestar de nuestras naciones», advirtieron los líderes religiosos.
De igual manera, los prelados antillanos expresan su rechazo a la agresión y la intimidación como medios para resolver conflictos o diferencias ideológicas.
«Se nos manda amarnos unos a otros, incluso a nuestros enemigos. El mundo puede estar en guerra, pero estamos llamados a orar por la paz y a actuar en paz», concluyeron.




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