Algunos dicen «se vende más que el arroz”.

Por Roberto Pérez

SANTIAGO.- Sectores de Santiago son blancos de la venta y distribución de drogas, pese a los operativos y allanamientos que realizan las entidades encargadas de controlar el tráfico y venta de estupefacientes.

En sectores como Pekín, La Joya, Cristo Rey, El Fondo de la Botella, los más de 40 sectores que componen el barrio Cien Fuegos, ensanche Libertad, Los Salados, Buenos Aires, Camboya, Vuelta Larga, Ensanche Bolívar, Pueblo Nuevo, Los Reyes y otros, son blanco de una gran cantidad de jóvenes que se dedican al tráfico de droga.

En esas barriadas, operan cientos de puntos de ventas de diferentes tipos de droga, ante la mirada indiferente de las autoridades, y pese a las constantes denuncias de sus residentes, nada hacen para erradicarlos.

Todo parece indicar, que tanto los miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas, así como las autoridades judiciales, actúan en contubernio con los que controlar esos “puntos”, ya que se presume, reciben grandes cantidades de dinero de parte de grandes capos que todo el mundo conoce, para que se dejen operando.

Basta y sobra observar, como los agentes de la DNCD, en sus unidades, transitan por las calles de esas barriadas donde cientos de jóvenes realizan ventas de estupefacientes como crack, cocaína y marihuana, y a decir de testigos, “solo salen a buscar lo suyo”.

A esto se agregan los sobres con grandes cantidades de dinero que les envían a los comandantes del organismo antinarcóticos, con el propósito de que los dejen operar libremente.

Parece ser que el actuar en contubernio con los grandes capos y distribuidores de droga es un gran negocio para los encargados  de controlar ese flagelo. Además esas dadivas que presuntamente reciben los encargados de enjuiciar a los detenidos, así como los comandantes de la DNCD, sirven de brazo derecho, para poner en libertad a grandes capos de la droga.

Sin embargo, muchos jóvenes son apresados y condenados cuando son sorprendidos comercializando en los puntos, porque no tienen dinero para darles a los agentes que visten de negro, muchos de estos que creen que ellos son los mejores, cuando en realidad es todo lo contrario, ya que una gran cantidad de agentes de la DNCD también consumen y venden estupefacientes.

Todo esto pasa en los propios ojos de las autoridades quienes son los grandes beneficiados en ese gran negocio de ventas y distribución de drogas, diseminados en la mayoría de los barrios de Santiago.

Los que residen en las citadas barriadas, los cuales tienen que ver crecer a sus hijos en ese odioso ambiente, demandan más seriedad y firmeza por parte de las autoridades judiciales y de la DNCD, y Piden que no sigan cogiéndole dinero a los capos para que los dejen operar libremente, sin importar que esta sociedad continúe pudriéndose.