Por Bolívar Balcácer
En tiempos de crisis, el silencio puede ser tan dañino como la traición. Los líderes dominicanos en Nueva York, quienes representan una diáspora significativa e influyente, han guardado un silencio ensordecedor ante lo que muchos consideran una «invasión blanda» de haitianos a la República Dominicana. Este fenómeno, facilitado en gran medida por las políticas permisivas del presidente Luis Abinader con el apoyo cómplice del congresista Adriano Espaillat, amenaza con desestabilizar la soberanía y la identidad nacional dominicana.
Luis Abinader, a través de una serie de decisiones polémicas, ha permitido un flujo migratorio sin precedentes desde Haití. Estas políticas han sido percibidas como una traición por aquellos que ven en ellas una amenaza a la integridad y seguridad del país. Sin embargo, más inquietante aún es la inacción y el mutismo de todos los líderes dominicanos en Nueva York.
La diáspora dominicana en Nueva York, con su poder económico y político, tiene una responsabilidad ineludible de alzar la voz y defender los intereses de su patria. No obstante, su silencio ha sido interpretado como un acto de complicidad, lo que exacerba la frustración y el sentimiento de abandono entre los dominicanos en la isla.
Este silencio puede ser atribuido a diversas razones, desde intereses políticos hasta la falta de conexión con la realidad que enfrenta la República Dominicana. Sin embargo, ninguna de estas excusas justifica la omisión de su deber moral y patriótico. La voz de la diáspora es crucial para presionar a las autoridades y exigir políticas que protejan la soberanía nacional, pero desgraciadamente nuestros líderes están en chercha, busca de dólares y desesperados por que le den un cartón sin valor, en reconocimientos fabuloso al mismo grupito de descerebrados sin luces.
Los líderes dominicanos de Nueva York deben romper su silencio y posicionarse firmemente contra las políticas permisivas de Luis Abinader respecto a la migración haitiana. Su inacción no solo pone en riesgo la identidad dominicana, sino que también traiciona los valores y la confianza que sus compatriotas han depositado en ellos. Es momento de que estos líderes demuestren su lealtad y compromiso con su patria.
Hasta nuestro próximo comentario
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