
Por María Luis Estévez y Claudio Concepción
En la historia musical del Cibao, el merengue típico es un género que despierta memoria, identidad y resistencia cultural.
Muchos de sus intérpretes, han sobrepasado el medio siglo de vida artística; portadores de tradiciones extendidas desde los campos del Cibao, hasta Nueva York, Santo Domingo y todo el país.
Entre la gloria del pasado y los desafíos del presente, la música típica continúa siendo un puente entre generaciones, mezcla de alegría, nostalgia y autenticidad cultural.
La raíz del merengue típico late al compás de sus principales instrumentos, la güira, la tambora y el acordeón, provenientes de la mezcla de las culturas tainas, europeas, y africanas.

Manuela Josefa Cabrera Fefita La Grande.

Francisco Ulloa
Pilares del merengue típico dominicano
Es junto a Lupe Valerio que reconocemos a los principales guardianes del género típico, por trascendencia y aportes: Ñico Lora, Matoncito, Isidoro Flores, Ángel Viloria, Pedro Reynoso, Chichito Villa, Miguel Santana, Guandulito, Tatico Henríquez, Bartolo Alvarado (El Ciego de Nagua), Arsenio de la Rosa, King de la Rosa, Rafaelito Román, Facundo Peña, Nicolás Gutiérrez, Diógenes Jiménez, El Negro Figueroa, El Cieguito de Jacagua, Nicolás Gutiérrez, Diógenes Jiménez, El General Larguito, Ciano Arias.
A ellos se suman los pilares de la música típica, con aportes invaluables, veteranos del género: Fefita La Grande, Francisco Ulloa, José “El Calvo”, Agapito Pascual; María Díaz, La India Canela, El Prodigio, Geovanny Polanco; entre otros artistas carismáticos, de entregas continuas, y trayectoria de más de 40 años en la música.
Han sido intérpretes del sentir popular, cronistas del pueblo y testigos armoniosos de la vida cotidiana. En sus versos y melodías relatan las alegrías, las penas y las celebraciones del dominicano rural, en cada compás de la güira, la tambora y el acordeón. Cada nota de estos instrumentos resume tiempos de tradición y de intensas vivencias naturales y festivas.

Lupe Valerio
Lupe Valerio, la voz del legado
La observación de Lupe Valerio, -estudiosos del folclore cibaeño-, resume el sentir de toda una generación de artistas que, con humildad y perseverancia, mantienen viva la esencia del merengue típico. “Es imposible enseñar en la escuela la energía que cada uno aporta, es única. Cada alumno tiene que buscarla, explorarla, desarrollar la suya propia”.
Zenón Valerio Lora, conocido por su apodo “El hombre del Acordeón”, Lupe Valerio. De Restauración, con una trayectoria musical de más de 40 años; compositor, arreglista y maestro de acordeonistas. Autor de más de 200 merengues, típicos (merengue derecho y pambiche), entre los que destacan “Los campos” y “Hasta aquí llegué”.
Entre los aportes culturales al merengue típico de Lupe Valerio, están: Ser docente de nuevos talentos, dirigir la Escuela de Música Típica Ñico Lora en Santiago, donde ha formado acordeonistas destacados; y ser uno de los referentes del merengue típico. Intenso en preservar la identidad del género, calificándolo como música que “no pasa de moda”.

Bartolo Alvarado (El Ciego de Nagua)
La música típica es una actividad familiar, cultural, regional. Los intérpretes son descendientes o relacionados de músicos. Familiares de muchos apellidos de una familia han destacado en la música típica, como King de la Rosa, Lidia de la Rosa, Arsenio de la Rosa; Agapito Pascual, Fidelina Pascual.
Algunos entienden que, para cantar merengue típico, contrario a lo que se cree, hay que ser buen interprete. Valoran que figuras actuales del género extiendan el legado musical de los viejos robles, incorporando a las generaciones actuales al consumo de la música típica. Igual consideran muchos que hace falta compositores para la típica.
Su legado perdura en esos talentos que, motivados por su ejemplo, continúan la evolución del merengue típico, incorporando fusiones modernas, pero siempre con el mismo respeto por la raíz y esencia tradicional del género.
Un tributo al tiempo y la identidad
Este reconocimiento a los grandes del merengue típico rinde tributo no solo a su trayectoria artística, también a su valor como símbolos de identidad y memoria colectiva. Ellos son los verdaderos guardianes del merengue típico: artistas que, con su legado musical, han tejido el alma cultural alegre y resiliente del pueblo dominicano.

