SANTIAGO.- El semanario Camino está alarmado por la cantidad de personas que este año ha fallecido como consecuencia del dengue, y cuya cifra oficial asciende a 53, lo que significa 14 más que el pasado año para esta fecha.
Por intermedio del editorial de la edición de este domingo, titulado “No perder tiempo”, el vocero escrito del arzobispado de esta ciudad lamenta la tardanza con que considera el Ministerio de Salud Pública enfrenta la situación.
Recuerda los refranes de que pasmo con tiempo tiene remedio y que guerra avisada no mata soldado, pero considera que esas sentencias populares son ignoradas, produciéndose un descuido en las medidas preventivas contra esa enfermedad.
“Autoridades, y población en general, nos hemos ido acostumbrando a esperar que los problemas se nos vayan de las manos, para luego tomar medidas espectaculares que debieron aplicarse antes”, indica Camino.
Estima que el presente brote de dengue “nos coloca frente a una situación que pone en riesgo la vida de muchas personas, hecho que se agrava cuando los afectados provienen de familias de escasos recursos a los cuales se les hace más difícil llegar a un centro de salud a tiempo, y luego, llevar el tratamiento”.
Camino hace un llamado al Ministerio de Salud Pública para que, entre otras medidas, aproveche el trabajo eficiente de las juntas de vecinos para que, a través de ellas se intensifique el trabajo educativo en los sectores vulnerables a las enfermedades, por el hacinamiento y las precariedades económicas en que se desenvuelven.
“Esperamos que no se pierda un minuto más frente a los casos de dengue que aparecen cada día. El tiempo es oro, pero en esta circunstancia, es vida”, concluye.
EDITORIALES
Lamentable
En medio de tantas noticias que aturden y nos van quitando la capacidad de asombro hay una que no ha tenido la difusión suficiente.
Nos referimos a la cantidad de dominicanos que se han suicidado en nuestro país en los primeros 9 meses del año. La cifra nos habla de 369 personas que han decidido terminar su existencia de esta forma.
Cuando buscamos las causas del porqué un ser humano decide poner fin al don más sagrado que Dios nos ha regalado que es la vida encontramos: La depresión, motivos de salud, problemas económicos, familiares, pasionales y por trastornos mentales.
Llama la atención que en la época donde más han crecido los avances tecnológicos en el plano de la comunicación, mucha gente viva en una soledad profunda. Tiene sed de cercanía comprensiva.
Nuestra sociedad está enferma. Son muchas las situaciones que en estos momentos llevan a un ciudadano a perder la paz y la esperanza.
Necesitamos sembrar optimismo y trabajar sin descanso para construir una República Dominicana en donde desaparezcan las causas que originan desasosiego y frustración en un importante segmento de la población.
A los que se siente solos y atribulados, podemos y tenemos el deber de acompañarlos, haciéndoles comprender que mientras más oscura es la noche, nos va conduciendo hacia la luz de un nuevo día. Buscar ayuda profesional y espiritual nos irá abriendo nuevos horizontes.
No perder tiempo
En lo que va de año, 53 personas han fallecido a causa del dengue. Hay 14 más que el año pasado para esta fecha. Dice el refrán que el pasmo con tiempo tiene remedio, y otro afirma que guerra avisada no mata soldado. Estamos ignorando estas sentencias populares y nos hemos descuidado en las medidas preventivas contra esta enfermedad viral que tantas vidas ha cobrado en los últimos años.
Autoridades, y población en general, nos hemos ido acostumbrando a esperar que los problemas se nos vayan de las manos, para luego tomar medidas espectaculares que debieron aplicarse antes.
El presente brote de dengue nos coloca frente a una situación que pone en riesgo la vida de muchas personas, hecho que se agrava cuando los afectados provienen de familias de escasos recursos a los cuales se les hace más difícil llegar a un centro de salud a tiempo, y luego, llevar el tratamiento.
Hacemos un llamado al Ministerio de Salud Pública para que, entre otras medidas, aproveche el trabajo eficiente de las juntas de vecinos, entidades tan cercanas a la realidad de nuestra gente de los barrios y campos, y a través de ellas se intensifique el trabajo educativo en estos sectores tan vulnerables a las enfermedades, por el hacinamiento y las precariedades económicas en que se desenvuelven.
Esperamos que no se pierda un minuto más frente a los casos de dengue que aparecen cada día. El tiempo es oro, pero en esta circunstancia, es vida.