Ya son 7 los cadáveres rescatados. Pero aún hay una decena de desaparecidos entre los escombros de dos edificios colapsados ayer en el «Harlem latino».
NUEVA YORK.- Los bomberos de Nueva York trabajaron toda la noche –con temperaturas bajo cero– para apagar el fuego de las ruinas de los dos edificios colapsados ayer, y hoy apuraban la búsqueda de las víctimas entre los escombros. Ya son 7 los cuerpos rescatados tras la explosión de gas que sembró el pánico entre los neoyorquinos y, a medida de que se van revelando las identidades, se confirma quevarios de los fallecidos son hispanos. Hay al menos una decena de desaparecidos.
Según informó la policía, una de las víctimas, de 48 años era Griselda Camacho, la responsable de la seguridad pública de un colegio local. La otra, de 67 años, era Carmen Tanco, asistente dental, y una tercera, de 21 años, fue identificada como Rosaura Hernández. Al menos dos de ellas eran mexicanas, según confirmó el consulado de ese país, que agregó que hay varios heridos de esa nacionalidad. La otra era de Puerto Rico. El dato no sorprende ya que los edificios derrumbados estaban en la Avenida Park, entre 116 y 117, en el llamado “Harlem latino”, un barrio que concentra la mayor cantidad de hispanos de Manhattan, sobre todo mexicanos. Un poco más al norte de la isla se encuentra el Harlem, donde vive una mayoría de afroamericanos.
A las 9.30 de ayer, una enorme explosión hizo volar uno de los edificios, que arrastró inmediatamente a la construcción lindera, ambas de 5 pisos, con 15 departamentos. A las 9.15, minutos antes de la tragedia, una vecina había llamado a la compañía local, Con Edison, alertando sobre un fuerte olor a gas. La empresa envió enseguida una cuadrilla de emergencia, pero no llegó a tiempo.
Uno de los desaparecidos en el derrumbe es Jordy Salas, marido de Jennifer Salas, de 20 años. La mujer relató que en su edificio había un departamento en cada una de las plantas y que “anoche (por la del martes) olía como a gas, pero luego se disipó y todos nos fuimos a dormir”. Su relato conicide con el de otros testigos, como la propietaria de la iglesia cristiana hispana que se encontraba en la planta baja de uno de los edificios, Carmen Vargas Rosa, quien confirmó que había gas en la zona.
Vargas Rosa dijo no saber si había alguien dentro del edificio cuando explotó, pero dijo que cuatro de sus inquilinos estaban desaparecidos. “Una de ellas tenía el día libre en su trabajo, así que lo más probable es que estuviera en su departamento”, dijo. Agregó que “hay una madre que tiene un hijo enfermo, así que salvo que tuvieran un turno en el hospital, podrían estar adentro, al igual que un joven y su mujer que van tarde a la escuela, que podrían haber estado durmiendo y aún no podemos contactarlos”.