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BRASIL 2014: Brasil se salva de un drama nacional en la tanda de penaltis


Soberbia resistencia de Chile, que dominó sin suerte a su rival en muchas fases del encuentro y estuvo a punto de eliminarlo

Brasil se salva de un drama nacional en la tanda de penaltis

REUTERS
El penalti lanzado por Jara pega en el poste.
Brasil
1
Chile
1
 

Chile, como se preveía, resultó peor que un dolor de muelas para Brasil, que pasó un calvario en la segunda parte y contó con el favor de todos los santos en el último minuto de la prórroga, cuando Pinilla estrelló un balón en el travesaño. Sobrevivió en una dramática tanda de penaltis porque sus jugadores estuvieron un poco más inspirados que los contrarios, que también toparon con el palo en el lanzamiento definitivo. Avanza Brasil a cuartos dejando mensajes muy preocupantes sobre su fútbol, aunque esto ha dejado de ser noticia.

Si Brasil se apunta al «cholismo» (según confesión de Scolari en la previa), Chile no iba a ser menos (aunque Sampaoli no citó el modelo). El caso es que Simeone, técnico del Atlético de Madrid, habría estampado su firma bajo la pizarra del Brasil-Chile, una sobredosis de concentración, presión y salida al contragolpe. En Belo Horizonte saltaron chispas desde el ritual del canto a capela del himno, donde, dicen, se empiezan a ganar los partidos: la grada no consintió con sus pitos que los chilenos desarrollaran a gusto una liturgia de la que la «torcida» cree tener el «copyright».

Y como el seleccionador brasileño opina que se puede aprender mucho del Atlético, el gol de la «canarinha» llegó en jugada marca de la casa rojiblanca: saque de esquina botado por Neymar, Thiago Silva peinó de cabeza y en el segundo palo David Luiz marcó (aunque pareció que Jara empujó el esférico). Con el 1-0, la tropa de Felipao comenzó un intenso ejercicio de solidaridad, empezando por los propios delanteros, más pendientes de cerrar huecos que de abrirlos.

En mitad de la guerra de guerrillas, Neymar iluminó el estadio Mineirão con sus arrancadas y su clarividencia. Desafió con descaro a Medel y Silva, que pocas veces pudieron con él en este tramo del duelo. El paulista es una rareza en este equipo, un fantasista que enlaza con aquel Brasil añorado de los años 80, cuya brillantez no le dio para vencer pero sí para ganarse el recuerdo eterno. Con excepción de un tiro lejano de Alves que despejó Bravo, las mejores ocasiones locales en la primera mitad fueron para Neymar, sobre todo en un cabezazo que desvió Silva cuando se cantaba gol.

Fueron, tal vez, los mejores 45 minutos de Brasil en el Mundial, pero enfrente no tenía a unos pardillos precisamente. Un error de Hulk, que le intentó devolver un balón a Marcelo (despistado en la jugada como durante todo el choque), lo aprovechó Vargas para centrar al área, donde Alexis aprovechó la pasividad de David Luiz para rematar cruzado al fondo de la red. Al filo del descanso Aránguiz tuvo otra clara oportunidad, pero tapó bien Julio César.

Chile pasa a dominar

El regreso de los equipos al campo trajo un cambio radical en el decorado. Chile no solo se limitó a frenar las acometidas del rival, sino a dominarlo claramente. Sin el frenesí del inicio, Marcelo Díaz y Vidal empezaron a mover el balón con paciencia y criterio. A la frescura de ideas de los hombres de Sampaoli se unió la superioridad física. Howard Webb anuló un gol a Hulk porque apreció que el delantero se había acomodado el balón con el brazo antes de rematar. Mediada la segunda mitad, Chile fabricó una jugada de salón que mereció mayor premio: tras varias combinaciones rapidísimas, Vidal dio un pase de la muerte y Aránguiz empalmó la pelota. Julio César salvó a su equipo de la catástrofe mientras la «torcida» empezó a tragar saliva.

Fue en los últimos minutos cuando Brasil encontró el segundo aire de los boxeadores sonados. A ello contribuyeron los chilenos, que acusaron el esfuerzo. Tuvo la sentencia Neymar en un remate de cabeza, pero sobre todo la tuvo Hulk, que encontró en Bravo una réplica tremenda a su zapatazo desde dentro del área. A pesar de esta reacción, el tiempo reglamentario acabó con la «canarinha» atrincherada en su área pasando las de Caín.

La prórroga fue otra cosa, agotadas las fuerzas y las ideas de ambos contendientes, en especial las de Chile. Hulk, que nunca parece entrar en la reserva, volvió a poner a prueba a Bravo desde lejos. Medel, exprimido hasta decir basta, abandonó el campo en camilla. Con el tiempo cumplido Pinilla reventó el larguero y a Brasil entero se le paró el corazón. Y en el desenlace encontró la pentacampeona el remedio a su zozobra porque a los chilenos se les estropeó la mirilla.Vive el Brasil de Scolari, pero más sospechoso que nunca.

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