Duelo de revelaciones. Quizás el enfrentamiento más descafeinado de los octavos de final, pero que acabó siendo histórico para Costa Rica. Lo intentó, puso fútbol en los primeros minutos, recordando aquella imagen que había dado ante Uruguay en su debut en elMundial. Pero tardó poco en contagiarse del juego de Grecia.

La estrategia de los helenos era clara, la misma que les había ayudado a pasar la fase de grupos, la misma con la que consiguieron aquella Eurocopa de 2004 que bien guardan en el recuerdo. Hacen bien, porque les costará mucho volver a levantar un título dejando el equipo en manos de Karagounis, un jugador con tanta calidad como experiencia. Sigue llevando el ritmo de su selección, aunque sea el que marcan sus 37 años y eso acaba suponiendo un problema para el juego. Y también para el espectáculo.

Pocos en Recife aguantaban el sopor que se estaba viendo sobre el campo. Ni siquiera Costa Rica, que optó por perderse, por renunciar a la espera de que Grecia cometiese un error y fuese su momento. Pero fueron los «ticos» los primeros que fallaron. Dejaron jugar a Holebas como quiso, ofreciéndole la banda, casi retándolo a conquistarla, hasta que la aprovechó y le puso un balón franco aSalpingidis en el área pequeña. Entonces apareció Keylor Navas, la estrella, el que llevó a Costa Rica hasta los octavos haciendo de su portería un muro. El cancerbero del Levante volvió a hacer una de las suyas y desvió el balón a córner dando una nueva muestra de sus reflejos.

Keylor Navas, salvador

Si ese balón hubiese terminado en la portería, la historia habría sido diferente. Costa Rica le tiene mucho que agradecer a Keylor Navas, pero también a Bryan Ruiz. El 10 volvió a ser la estrella, como ya lo fue ante Italia. Está siendo una auténtica revolución para su equipo, se está echando a las espaldas a toda su selección y las defensas no acaban de cogerle el truco a la conexión que forma con Joel Campbell. Ayer volvió a aparecer. Donde nadie lo esperaba. O donde, por lo menos, no lo hacía la defensa griega. En el punto de penalti, paraponer el balón fuera del alcance de Karnesis. Con un tímido toque, como pidiendo perdón por marcar un gol histórico.

Un penalti no pitado a Costa Rica y la expulsión de Duartecambiaron el partido. Grecia se volcó al ataque, aunque sin crear demasiado peligro. Jorge Luis Pinto no quería ni mirar desde el banquillo. Los nervios podían con él; con razón, porque el descuento fue mortal para los «ticos». Sokratis se vistió de delantero y pilló un balón en el área para mandar el partido a la prórroga. Allí el dominio fue griego. Su físico se impuso a una Costa Rica que pagó el esfuerzo, pero se topó una y otra vez con Keylor Navas. También en los penaltis, al pararle el lanzamiento decisivo a Gekas para permitir que el sueño siga vivo.