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Danilo Taveras, comprometido y teatral


danilotaveras

Por Luisa Rebecca Valentín

Cronista de Arte / Directora del Centro de la Cultura

Tomado del periódico La Información

SANTIAGO.- A Danilo Taveras lo conocí hace ya muchos años, entre las escaleras y los pasillos del Centro de la Cultura de Santiago, donde libreto debajo del brazo, lentes a media nariz, pelo alborotado y camisa a medio entrar en la correa, subía y bajaba procurando actores o salones de ensayo y preparando la promoción de sus montajes teatrales, siempre exitosos. Su lenguaje físico inspiraba ya un respeto por su quehacer y por su sacerdocio hacia su oficio, el teatro.

Su constante afán daba cuenta de su tesón y de su desmesurada pasión a la cual dedicó su vida: el teatro. Permaneció durante muchos años como actor de Radio Televisión Dominicana. Como director, «Los clavos», «Los ojos grises del ahorcado», «La zapatera prodigiosa», «Orquesta de señoritas», entre otros montajes memorables contaron con el talento y dedicación de Danilo Taveras, como director, oriundo de Licey, Santiago, pero con proyección nacional e internacional.

Durante años formó jóvenes universitarios en Santiago, San Juan de la Maguana y Santo Domingo, a quienes marcó con su profundo apego y amor hacia el teatro, su vida. Dirigió el Teatro Popular del Centro de la Cultura dejando montajes inolvidables como «La muerte de Alfredo Gris», «Una medalla para las conejitas», que incluyó una gira por Venezuela y «»La niña y el viento».

Formó su compañía teatral «Los comediantes», que presentó «Los ángeles se han fatigado», «Pluff, el fantasmita», «La empresa perdona un momento de locura», «La maleta», «Quién le teme a Virginia Woolf» y «El animador», entre otros montajes de gran éxito. Igualmente, «Consuelo y Rafael», obra de su autoría.

Danilo Taveras, actor y director, también incursionó con gran éxito en montajes teatrales de corte comercial. Siempre apegado al rigor del teatro, combinando la diversión, sin llegar a la vulgaridad o la superficialidad, llamando a la reflexión con montajes que durante años llenaron las salas de teatro de todo el país como es el caso de «Desahogo de una viuda», con la actuación de Niurka Mota y «la señorita Margarita», con Elvira Taveras.

Danilo llenó una época con buen teatro, lleno de reflexiones y diversión. Creó un público que no acudía a las salas de teatro, que huía de ver pesadas obras mitológicas y acercó al gran público a obras que retrataban su realidad y su cotidianidad. También estuvo en la televisión, llevó unos trabajos, bajo la producción de José Antonio Rodríguez en los que imprimió profundidad a cuestiones de nuestros dias, a historias que como el homosexualismo, la infidelidad o la violencia intrafamiliar, toca nuestros hogares. Como actor participó además en comerciales para la televisión, que en pocos segundos tenían la agilidad de convencer al televidente.

Pero Danilo Taveras no dedicó únicamente su vida al teatro. Danilo se comprometió con la Patria desde muy temprana edad. Visionario y aguerrido, sin miedo, asumió posturas de compromiso social ante regímenes políticos y dictatoriales que dañaban el desarrollo democrático de la República Dominicana.

Danilo encarnó en «Un pasaje de ida», de Aglilberto Meléndez, una de las más signficativas películas del cine dominicano, el papel de un funcionario corrupto. En esa aparentemente sencilla aparición, Danilo pone todo su talento y su destreza, su consciencia social y su experiencia, para perpetuar una crítica y un accionar frío y ventajoso, retratando con certera profesionalidad la realidad del oportunismo y de la falta de escrúpulos.

Cada vez que Danilo Taveras presentaba un trabajo, lo hacía dejando en cada pieza su alto nivel de compromiso. Su disciplina, su rigor y apego a la calidad, sin dejar fuera la diversión y la reflexión, pero sobre todo esa sutil ironía, filosa y directa que perturba.

Qué pena que no puedas leer esto! Te fuiste, pero qué mucho nos dejaste…

La Información 6 de junio, 2014

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