Un gol de Miranda y otro de penalti de Costa le dieron el triunfo ante un Elche que le puso en apuros. Villa falló un penalti

Había demasiado en juego como para que la afición del Atlético de Madrid se tomara el Viernes Santo de vacaciones. A pesar de que el puente animaba a pisar la playa, el Calderón no falló, en busca de un triunfo, el enésimo, que acercara un poco más el título de liga al Manzanares. Para los rojiblancos, no había mejor playa ni plan más apetecible para la Semana Santa que vivir in situ en el Calderón la primera de las cinco finales por el título, la penúltima en casa.[Estadísticas del partido]

El ambiente era de fiesta y el inicio del partido lo entendió así el Atlético. Consciente de las dificultades que había tenido para sacar adelante los últimos cuatro partidos disputados en casa —en todos ganó por 1-0 y terminó pidiendo la hora—, Simeone exigió más intensidad a sus jugadores. No quería pasar apuros el argentino, que no reservó a nadie pensando en el Chelsea. El único cambio de relumbrón en el once fue la entrada de Adrián por Raúl García, si bien el asturiano había sido pieza clave para eliminar al Barça en la Liga deCampeones.

La presión del Atlético empequeñeció al Elche en el inicio. El conjunto de Escribá, acostumbrado a convivir con la pelota, sufrió de lo lindo sin ella, aunque los rojiblancos no supieron sacar beneficio del dominio. Tan sólo una internada de Diego Costa —que arrancó en fuera de juego— sin remate final de Villa puso el grito en la grada. La ocasión reactivó al Elche, que encontró en Rivera y Javi Márquez los asideros perfectos para comenzar a controlar el partido.

El equipo valenciano fue ganando metros con aplomo y sin arriesgar la pelota. Palmo a palmo. Acunando el balón de una a otra banda, con el gusto inculcado durante meses por su entrenador. El primer aviso lo lanzó Javi Márquez, aún desde la distancia, con respuesta acertada por parte de Courtois. La mano del belga se multiplicó en la siguiente jugada, cuando un cabezazo a bocajarro de Sapunaru le obligó a exhibirse de nuevo. Para entonces, el Elche era ya el dominador del partido. El equipo que mandaba en casa del líder, incapaz el Atlético de llegar al área de Manu Herrera, pero confiado en que su ocasión terminaría llegando tarde o temprano, pero lo que se encontró fue la tercera del Elche, tras un pase en profundidad de Coro hacia Carlos Gil, que el extremo envió a la grada cuando lo más fácil era haber probado de nuevo las manos de Courtois.

La desesperación de Escribá en la banda solo era comparable a la de Simeone. Uno, el valenciano, porque no se podía creer lo que estaba perdonando su equipo; el otro, el argentino, porque veía cómo se le escapaba una parte importante de la liga y por eso reaccionó nada más volver de los vestuarios. Se quedó allí Adrián, muy gris durante toda la primera mitad, y entró en su lugar Raúl García, el hombre que había desatascado el choque hace quince días ante el Villarreal.

Penalti riguroso

El panorama varió completamente en la segunda parte. Más allá del cambio de cromos en el centro del campo, lo que varió en el Atlético fue la actitud. A la presión del arranque del partido le añadió mordiente y el resultado fue un dominio abrumador en las inmediaciones del área de Manu Herrera. No había ocasiones, pero era cuestión de tiempo y la que llegó fue la más clara de todas.

Un centro mal medido desde la banda, imposible para la delantera rojiblanca, terminó con un encontronazo entre Raúl García y Sapunaru que Clos Gómez entendió como penalti. Aún con Diego Costa en el campo, el especialista del equipo, fue David Villa el que asumió la responsabilidad. El asturiano disparó centrado y a media altura, lo que facilitó la parada de Manu Herrera y devolvió los nervios a la grada.

Restaban aún muchos minutos, pero el reloj corría en contra de los intereses rojiblancos, cuyo control del partido ahora sí era absoluto. Tanto, que cualquier rechace de la defensa ilicitana se convertía en peligro. En una de esas, con la zaga saliendo, Villa cazó un balón suelto que acabó en la red, pero que no tuvo efecto en el marcador por la posición ilegal del delantero antes de recibir la pelota.

Simeone movió el banquillo y dio entrada a Sosa y Diego Ribas. Movimientos que fueron claves para el devenir del partido… y quién sabe si de la liga. A veinte minutos del final, un saque de esquina lanzado por el argentino acabó en la cabeza de Miranda, cuyo remate suave y colocado terminó convirtiéndose en gol del partido. Otro tanto de tres puntos. El quinto consecutivo para el Atlético en el Calderón.

El Elche se lanzó a por el empate, pero su ataque era estéril y los huecos que dejó atrás los aprovechó Diego Costa al que Sapunaru frenó conotro penalti que esta vez sí convirtió el brasileño ya en el último minuto. Un gol que dio la tranquilidad necesaria a los rojiblancos y que deja la liga a tres pasos. Tres triunfos en cuatro partidos, tres de ellos lejos del Calderón. El lugar donde ayer hubo una fiesta y que se prepara para otra mayor.