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El otro «cartero» de Pablo Neruda


Hay un nicho poco abordado en la muy estudiada vida literaria del poeta chileno Pablo Neruda: su correspondencia con líderes sociales y políticos, e intelectuales; una obra que supera las 5 mil cartas escritas a lo largo de sus 69 años de vida.

Esa historia epistolar que a pocos ha interesado es el proyecto más ambicioso del historiador chileno Abraham Quezada Vergara, el más importante estudioso de la obra por correspondencia del Premio Nobel de Literatura 1971.

Desde hace más de una década, el profesor, escritor y funcionario del Servicio Exterior de Chile se ha abocado a recuperar esa faceta del autor de 20 poemas de amor y una canción desesperada; se ha convertido en el otro cartero de Neruda, el que ha rastreado en archivos de escritores, artistas e intelectuales de varios países de América Latina y del mundo para conformar un proyecto que podría llamarse La suma epistolar nerudiana que pretende reunir la obra completa de cartas de Neruda.

El diplomático de carrera y academia, que es considerado una autoridad en los estudios nerudianos, ha publicado seis libros con decenas de cartas que no se conocían de Neruda. Entre éstos destacan Epistolario viajero con Alfonso Reyes; Correspondencia entre Pablo Neruda y Jorge Edwards y Cartas a Gabriela. Correspondencia escogida de Pablo Neruda y Delia Del Carril a Gabriela Mistral.

En la actualidad, Quezada tiene en su poder más de mil cartas, totalmente inéditas, de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, mundialmente conocido como Pablo Neruda, ese escritor que Volodia Teitelboim llamó «Poeta epistolero», pues utilizó la correspondencia para expresar todo tipo de cosas. Un creador que para Gabriel García Márquez es «el poeta más importante del Siglo XX en cualquier idioma».

Quezada Vergara describe que las cartas de Neruda suelen ser honestas, abiertas y cálidas. Vivaces y concretas y de gran eficacia expresiva. Nada de artificios retóricos. Son un torrente informativo-inquisitivo de novedades y necesidades sin dejar de lado expresiones de cariño y afecto.

Recuperar la totalidad de su lenguaje

¿Por qué razones Abraham Quezada Vergara cree que es importante la labor epistolar del poeta chileno? Tiene que ver con dos razones que son las hipótesis que determinan su estudio sobre la obra epistolar completa de Neruda.

«La primera es recuperar la totalidad de su lenguaje. Creo que es tan importante eso que llaman canon mayor como el canon menor, que es la correspondencia que el poeta escribió; eso permite determinar la conexión entre el universo privado y el universo público. La segunda hipótesis es que la forma más pura de la autobiografía necesariamente es el género epistolar. Cuando el poeta Pablo Neruda escribe Confieso que he vivido, sus memorias, falta todo este horizonte epistolar que estoy armando desde hace más de 10 años», señala Quezada.

En entrevista vía telefónica desde Quito, Ecuador -donde este historiador e internacionalista desempeña un cargo diplomático-, Quezada comparte joyas de su tesoro, habla del espíritu nerudiano que priva en los epistolarios y repasa los más importantes hallazgos de la relación de Neruda con el presidente chileno Salvador Allende, que aborda en un nuevo ensayo histórico que está por publicarse y en el que habla de las ideas y la relación entre estos dos notables chilenos. También incluye las 15 cartas inéditas que Quezada ha reunido de los dos personajes.

El estudioso recalca que el poeta escribió casi 6 mil hojas de poemas, que tuvo una vida interesante y llena de vicisitudes que ha merecido estudios acuciosos. De Neruda se han escrito cientos de libros y miles de artículos; sin embargo hay un espacio que no se ha trabajado lo suficiente: el epistolar.

Itinerario de búsqueda

Con esa perspectiva ha indagado durante más de una década en archivos, museos, bibliotecas y acervos personales en distintos países. Ha hecho dos viajes a México para recopilar información con miras a una obra completa que amplíe y redondee las memorias que Pablo Neruda legó en Confieso que he vivido.

«El sabía de su contribución política literaria, le decía a su esposa Matilde Urrutia: ‘cuando yo me muera van a publicar hasta mis calcetines’. Y yo estoy publicando los calcetines de Neruda, si él viviera ahora seguramente me apuntaría con un dedo y diría que yo soy uno de esos que publicó sus cosas íntimas. A pesar de esa percepción yo no soy el que saco a la palestra a Pablo Neruda, mucho antes que yo lo hiciera, él salió a la palestra pública, a mí me corresponde contribuir a la formación del gran mosaico de su personalidad», puntualiza Quezada.

Desde esa perspectiva lo estudia en cada nuevo epistolario o ensayo histórico, como lo hace ahora con la relación epistolar que Neruda tuvo con Salvador Allende, en un libro que espera ver publicado en abril.

«Mi propósito es desvelar los archivos epistolares de Neruda y mi contribución pretende ser eminentemente histórica. Yo aporto elementos para que los historiadores escriban posteriormente sobre Neruda, sobre la historia cultural de Chile, sobre Allende; mis trabajos históricos de la relación de Neruda con Allende en cartas dan cuenta de dos personajes que actuaron en la historia nacional para construir un proyecto de izquierda en Chile, que lamentablemente no fructificó», afirma el historiador.

La historia con México

Abraham Quezada Vergara asegura que la investigación sobre el epistolario nerudiano es un universo en expansión. «Cada vez que busco encuentro más de lo que busco. A partir de las redes de amistades que tenía Neruda es fácil encontrar relaciones que mantuvo en distintos países al mismo tiempo, por lo tanto mi búsqueda es intensa, abarca varios países y épocas; de repente me encuentro que más que epistolarios hay un intercambio unilateral de correspondencia o no guardan la copia o no existió o no se quiere dar a conocer porque es un espacio privado».

Esos son los lazos con México, un país con el que Neruda tuvo una relación muy estrecha a partir de su estancia como Cónsul General entre 1940 y 1943, y que continúo hasta su muerte el 23 de septiembre de 1973. Está la correspondencia con Andrés Henestrosa, David Alfaro Siquieros, Juan de la Cabada -de quien acaba de recibir tres cartas magnificas-, con Vicente Lombardo Toledano, Lázaro Cárdenas, Alfonso Reyes, Enrique Díez Canedo y César Martino, entre otros.

«Neruda tiene intercambiadas cartas con numerosos actores e intelectuales de América Latina y del mundo. Mantuvo correspondencia de primera mano con los más importantes líderes e intelectuales del siglo XX, en el tiempo en que Neruda le tocó vivir. Tengo correspondencia con dirigentes rusos, con españoles; hay un conjunto epistolar muy interesante y sin embargo aún no tengo todo lo que Neruda escribió en cartas», confiesa Quezada.

Dice que él escribía cartas singulares, era más sucinto que Gabriela Mistral a quien describían como una «máquina epistolar». «Sus cartas tienen otro estilo y tienen algo peligroso: un enorme potencial contra discursivo: lo que estoy diciendo públicamente es lo mismo que estoy haciendo privadamente».

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