Un libro recoge los ataques de los expertos al primer personaje completamente digital de la historia.
Una escena de «Star Wars: La amenaza fantasma».
Antes de que empezase el nuevo milenio, en 1999, se estrenaba en las salas «Star Wars: La amenaza fantasma». La saga de ciencia ficción que había revolucionado el panorama cinematográfico en los años setenta regresaba haciendo mucho ruido: para entonces, la franquicia galáctica ya tenía una legión de fans más grande que la del Imperio.
Sin embargo, la cinta no recibió la acogida esperada. Los seguidores de los jedis dijeron que estaba varios escalones por debajo de la trilogía original. Uno de los motivos más recurrentes para deslegitimar a la nueva entrega era que carecía de la magia de las anteriores y que los personajes no tenían el mismo carisma.
El libro «Star Wars: Filosofía rebelde para una saga de culto» recoge en uno de sus capítulos las críticas más crueles que recibió Jar Jar Binks, diana de todos los males de la película y símbolo para muchos del bajón de las nuevas entregas de la saga.
J. Hoberman, de «The Village Voice», lo definió así: «Una lagartija ambulante con orejas de conejo, cuyo inglés criollo degenera desde el dialecto pseudocaribeño hasta el gorgoteo teletubbie». Por su parte, Kenneth Turan dijo que era «un caballito de mar gigante y desgarbado que, inexplicablemente, habla en una especia de dialecto caribeño». Otro crítico, James Berardinelli afirmó que Jar Jar era «un error generado por ordenador».
La .imaginación de los críticos se disparó con el primer personaje creado íntegramente por ordenador. Además de lo dicho, Jar Jar también fue llamado «cabra exhibicionista larguirucha, empalagosa y estridente a la que apenas se entiende, con un trastorno por déficit de atención».
Parece que la mala acogida del personaje tanto por la crítica como por el público tuvo su eco en Lucasfilm. En las siguientes entregas Jar Jar Binks se volvió poco más que anecdótico.
