Escuchó, con setecientos familiares, los nombres de las 842 víctimas inocentes de las mafias italianas
Mirando hacia el suelo y con el dolor visible en el rostro, el Papa Francisco escuchó la lectura de los nombres de las 842 víctimas inocentes de las mafias italianas, entre las que figuran incluso 80 niños. La lista no incluye ajustes de cuentas entre criminales, sino solo víctimas inocentes. Las dos del 2014 son precisamente dos niños de tres años: «Cocó» Campolongo, asesinado el pasado 26 de enero, y Domenico Petruzzelli, asesinado este 19 de marzo.
El encuentro con 700 familiares de las víctimas tuvo lugar en la iglesia romana de San Gregorio VII, a sólo unos cientos de metros del Vaticano, y fue organizado por la asociación «Libera», que convoca la ceremonia del recuerdo cada año, justo el primer día de la primavera.
Al terminar la lectura de la lista, el Papa dijo a los familiares que le gustaría «compartir con vosotros una esperanza: que el sentido de responsabilidad venza la corrupción, para sanear los comportamientos y el tejido social». Les dio las gracias porque, a pesar de haber perdido seres queridos «no os habéis cerrado, sino que os habéis abierto a los demás. Rezo por vosotros y por todas las víctimas».
Finalmente, y al margen del texto escrito, dirigió unas palabras serenas pero firmes «a los protagonistas ausentes, los hombres y mujeres mafiosos… Por favor, cambiad de vida, convertíos y dejad de hacer el mal. Rezamos por vosotros. Convertíos: os lo pido de rodillas».
El Papa añadió que «vuestra vida actual no os dará satisfacción, no nos dará alegría, no os dará felicidad. El poder y el dinero de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos es dinero ensangrentado. No podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos: tenéis todavía tiempo para no terminar en el infierno, que os espera si seguís por ese camino».
La gran mayoría de esas 842 víctimas inocentes de las mafias –desde la primera, en 1893, hasta las últimas de este año- son personas desconocidas, y la costumbre de recordar a todas surgió de modo natural hace unos años en una ceremonia de homenaje a magistrados asesinados por Cosa Nostra. Cuando se leían los nombres de jueces y fiscales, una señora se echó a llorar y preguntó: «¿Por qué no se lee el nombre de mi hijo?».
Era la madre de Antonio Montinaro, jefe de la escolta de Giovanni Falcone, muerto junto con el magistrado, su esposa y otros dos policías de escolta el 23 de mayo de 1992 en la autopista del aeropuerto de Palermo.
En su esfuerzo contra las mafias, el Papa Francisco sigue las huellas deJuan Pablo II, quien lanzó una fortísima condena contra esos criminales durante una misa en Agrigento el 9 de mayo de 1993, y deBenedicto XVI, quien condenó la mafia siciliana -Cosa Nostra- en Palermo y la mafia napolitana –la Camorra- en Nápoles.
La primera referencia del Papa Francisco a la mafia tuvo lugar el 26 de mayo del 2013 con motivo de la beatificación del sacerdote Pino Puglisi -aprobada unos meses antes por Benedicto XVI- precisamente en Palermo, la ciudad donde fue asesinado por la mafia siciliana.
El Papa volvió a clamar contra las mafias el pasado 26 de enero, tres días después del asesinato de «Cocó», un niño de tres años, por la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa. «Cocó» fue asesinado de un tiro en la cabeza y calcinado dentro de un vehículo junto con dos adultos. Es la «firma» de la ‘Ndrangheta. Nadie pensaba que en menos de tres meses, otro niño de la misma edad sería víctima de las balas en Taranto justo en el Día del Padre.