Este increíble caso es el más prolongado de almacenamiento de esperma, con una cría sana, en una hembra de tiburón
Una hembra de tiburón bambú o bandeado ha puesto un huevo del que ha nacido una cría sana. Esto no tendría nada de particular si no fuera porque la madre ha pasado en reclusión los últimos cuatro años en el Acuario Steinhart de la Academia de Ciencias de California, en San Francisco, sin tener ningún contacto con los machos de su especie. El inesperado nacimiento no revela un escarceo oculto, sino laincreíble capacidad de estos animales para almacenar esperma durante largos períodos de tiempo. Este caso ha superado todos los récords.
La investigación científica, publicada en el Journal of Fish Biology, comenzó en 2010, cuando un curioso biólogo preguntó si alguno de los huevos de tiburón Chiloscyllium punctatum que se encuentran regularmente en la exhibición la Laguna de los Tiburones del acuario podría ser viable. Al igual que las gallinas ponen los huevos para el desayuno, muchos tiburones son conocidos por poner huevos no fecundados. Los biólogos transfirieron varios huevos de color marrón del acuario a una incubadora separada, donde dos mostraron signos de desarrollo embrionario saludable. Mientras que uno no logró desarrollarse, el otro sí tuvo éxito. El 21 de enero de 2012, una cría de tiburón bambú sana salió de su huevo y comenzó su vida en el acuario.
Un equipo investigó cómo este nacimiento aparentemente improbable podía haber ocurrido en ausencia de tiburones machos. «Es muy poco probable que la hembra se apareara con otro individuo en el acuario», dice el autor principal, Moisés A. Bernal, estudiante de doctorado e investigador en el Departamento de Ictiología de la academia. «Todos los otros tiburones en la laguna son hembras. Hay una raya javanesa macho, pero el apareamiento entre tiburones y rayas es una posibilidad muy remota».
La genética del padre
Dos conjeturas tenían más probabilidades: o una hembra adulta de tiburón se reprodujo asexualmente en un proceso llamado «partenogénesis» (como se ha observado en cuatro especies de tiburones diferentes), o había almacenado el esperma de su último apareamiento varios años antes de que el óvulo fertilizado apareciera en el acuario. Los registros mostraron que las tres hembras que podían ser la madre no tuvieron contacto con los machos compatibles desde 2007.
Armados con herramientas genéticas muy avanzadas, los científicos se dirigieron al laboratorio para resolver el misterio. El equipo analizó el ADN de la cría y las tres madres potenciales para elaborar perfiles genéticos de cada individuo. La cría de tiburón mostraba resultados comparables con cada hembra en una prueba genética particular en la que se ve la variación genética dentro de un individuo. Si la madre se hubiera reproducido asexualmente por partenogénesis, la descendencia habría mostrado una menor variación genética.
La cría también mostró material genético ausente de las tres hembras adultas. Los autores del estudio concluyeron que el joven tiburón muy probablemente heredó este misterioso material genético de su padre, un macho desconocido que hace mucho tiempo estuvo en el tanque del acuario.
Si bien los resultados del estudio son de récord, esta adaptación se ha observado en otras especies de tiburones (y muchos otros animales, incluyendo marsupiales, insectos y ranas). Después del apareamiento, algunos tiburones hembra pueden almacenar espermatozoides en los túbulos cerca de su oviducto, una importante zona de reproducción que ayuda a producir la sustancia gelatinosa que rodea los huevos fertilizados de tiburón.
Diversidad genética
La capacidad de almacenar esperma da a las hembras el poder de producir crías independientemente de si están o no están ovulando cuando se produce el apareamiento, y también significa que la cría potencial tendrá contribuciones genéticas únicas tanto de su madre como de su padre. Este tipo de diversidad genética es una bendición para las poblaciones silvestres, especialmente aquellas recortadas por la sobrepesca, las amenazas ambientales y la falta de potenciales compañeros reproductivos. Las poblaciones que carecen de diversidad son susceptibles a la extendida mortandad en vista de las amenazas significativas.
La comprensión de estos mecanismos, y de cómo afectan la diversidad genética, podría ser vital para el futuro de la conservación de los tiburones. «El almacenamiento de esperma a largo plazo es una adaptación extraordinaria que ayuda a promover la diversidad genética», dice Luiz Rocha, curador de Ictiología de la academia. «Por el contrario, la reproducción asexual produce una descendencia con muy poca variación genética. Explorar la capacidad del tiburón bambú para almacenar espermatozoides nos da la esperanza de que los tiburones salvajes pueden ayudar a proteger la diversidad genética de su población cuando sus compañeros son escasos y surgen serias amenazas».