MOSCU, (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, hizo hoy por primera vez autocrítica tras el desplome del rublo y admitió que Rusia está sumida en una crisis económica de la que saldrá, en el peor de los casos, en un plazo de dos años.
«Nuestra economía saldrá de su situación actual. ¿Cuánto tiempo nos llevará? En las circunstancias más desfavorables, creo, dos años», dijo Putin durante su conferencia de prensa anual ante más de un millar de periodistas rusos y extranjeros.
Aunque no llegó a mencionar la palabra crisis en ningún momento durante las más de tres horas de rueda de prensa, reconoció que Rusia afronta «tiempos difíciles» y, si las cosas se ponen feas, habrá que «cambiar de planes» e introducir «recortes».
Putin subrayó que el presidente es responsable directamente por «todo lo que ocurre en el país», pero repartió culpas de la situación a partes iguales entre el Gobierno y el Banco Central, muy criticados por su inacción ante la inusitada depreciación del rublo, que en lo que va de año ha perdido más del 50 % de su valor.
«Todo se hace correctamente, pero se podría ir medio paso más adelante», dijo Putin después de que la moneda cayera en picado hasta superar el «martes negro» la barrera psicológica de los 100 rublos por euro, frente a algo más de 40 en septiembre pasado.
Aceptó las críticas sobre una posible tardanza de las medidas adoptadas por el banco emisor, como es el caso del aumento de la tasa clave de interés del 10,5 % al 17 %, que únicamente provocaron una mayor depreciación de la moneda en la bolsa.
Pero culpó directamente del desplome del rublo a factores externos como la caída de los precios del petróleo, que ronda los 60 dólares el barril, y las sanciones occidentales, que son causantes «en torno al 25-30 % de los problemas económicos».
Y consideró «posible» que el barril de crudo caiga hasta los 40 dólares, pero se mostró convencido de que la economía se adaptará, aunque tendrá que someterse a una reestructuración, alusión a la reducción de su dependencia de las exportaciones de hidrocarburos.
Putin aseguró que la salida de la crisis y ulterior crecimiento de la economía rusa son «inevitables» y podrían producirse incluso antes de dos años, aduciendo que, pese a la ralentización actual, el crecimiento de la economía mundial «se mantendrá».
«La coyuntura económica cambiará y con el crecimiento de la economía mundial se requerirán recursos energéticos adicionales. Saldremos adelante y fortalecidos, tanto en Rusia como en la arena internacional», aseveró.
E insistió en que, gracias a las reservas rusas, que ascienden actualmente a 8,4 billones de rublos (137.000 millones de dólares), Rusia dispone de «los recursos suficientes» para cumplir los programas sociales, ya que «lo más importante es el bienestar de la gente».
Putin subrayó que, pese a las sanciones y a que los mercados financieros han prácticamente cerrado su puertas a los bancos rusos, el PIB crecerá este año un 0,6 %, aunque en noviembre el crecimiento ya fue nulo.
Según las previsiones del Gobierno y el Banco Mundial, la economía rusa entrará en recesión en 2015, cuando podría contraerse un 0,8 % como mínimo, dependiendo de los precios del barril, mientras la fuga de capitales es imparable y la inflación superará el 10 %.
La intervención de Putin, que no ofreció recetas para superar la crisis, no causó grandes cambios en la bolsa, que cayo en un primer momento, pero se recuperó hasta situarse en torno a los 61 rublos frente al dólar y los 74 frente al euro.
En cuanto a la posibilidad de que la actual crisis perjudique a sus opciones de presentarse a la reelección, aseguró que es prematuro pensar en las elecciones presidenciales de 2018.
«Es pronto, se trate de quien se trate, para tomar una decisión. Hay que trabajar con empeño en interés de los ciudadanos. Y según los resultados y los ánimos de la sociedad, se podrán sacar conclusiones sobre quién postulará en las elecciones de 2018», señaló.
Como es habitual, arremetió contra Occidente por decidir «que es un imperio y que todos los demás son vasallos» a los que hay que aplastar, y por levantar nuevos muros en Europa.
«¿Acaso no es un muro el escudo antimisiles al lado de nuestras fronteras? ¿Acaso no es un muro (…) la ampliación de la OTAN al este, algo que nos prometieron que no pasaría tras la caída del Muro de Berlín?», se preguntó.
Con respecto a las sanciones, acusó a Estados Unidos y Europa de «arrancar las garras y los dientes al oso» ruso para que se convierta «en un trofeo de caza».
«A veces pienso si no sería mejor que el oso se quedara tranquilo, comiendo bayas y miel. A lo mejor así lo dejarían en paz. ¡No le dejarán! Porque siempre intentarán ponerle la cadena. Y cuando lo encadenen, le arrancarán los dientes y las garras, que a día de hoy son (nuestra) fuerza de contención nuclear», dijo.