Ha vuelto a Madrid y diseña su vestido para la boda del hijo de Carmen Tello. Es incombustible.
ESPAÑA.- La misma semana que Telecinco estrenaba con éxito de audiencia la serie «Resurrection» convirtiéndose en la gran sorpresa de la temporada, en una habitación del palacio de Dueñas no se producía el milagro, porque eso es para las series de ficción pero sí se vislumbraba un cambio sustancial a mejor en la salud de la duquesa de Alba (88 años) tras muchas semanas, demasiadas, sin salir de casa para nada.
Un catarro que ha durado meses, unas anginas, fiebre, problemas de movilidad, también a la hora de digerir alimentos, lapsus dememoria ocasionales, perdida de peso… todo presagiaba que la salud de Cayetana se iba apagando como una vela que se va quedando sin cera y ya nadie hacía planes sino que simplemente se pensaba quién iba a sustituirla en las numerosas convocatorias que se reciben casi a diario en la secretaría de los Alba. A fin de cuentas, hasta hace poco la actividad de la duquesa era de las que muy pocos pueden aguantar y este frenazo casi de golpe y porrazo mandaba al traste los planes de cuantos esperaban tenerla en sus convocatorias.
Pero eso fue hasta hace unos días cuando se produjo un nuevo cambio en su estado anímico. La duquesa retomaba su estado de forma, cansada de estar todo el día encamada y sin poder ni siquiera sentarse a comer con los amigos que la han visitado y que se reunían en un salón cercano a su dormitorio con Alfonso Diez (63 años), inseparable de Cayetana durante toda su convalecencia.
Poco a poco y para sorpresa de sus médicos, la duquesa ha ido a mejor. Continúan sus problemas de movilidad pero eso no le ha quitado las ganas de salir y empezar a dar ordenes, sin duda el mejor síntoma de que volvía a ser la que era. Cayetana encontró fuerzas para vestirse y salir con su hijo, Cayetano Martínez de Irujo (51) a comer a su finca de Las Arroyuelas y también para hacer maletas y viajar con su marido a Madrid, ya que tenía ganas de estar en el palacio de Liria y recuperar una normalidad que su salud le había robado en los últimos meses.
Pero ahí no acaba todo. Ilusionada en volver a ser la que era, ya se ha reunido con los diseñadores sevillanos Vitorio & Luchino para encargar un nuevo vestido con el que acudir a la boda de Miguel Solís, el tercer hijo del marqués de la Motilla, Miguel Ángel de Solís y Martínez Campos y Carmen Tello, y el ultimo que se les casa, cuya boda se celebrara en el campo y en un ambiente más privado que en el caso de las dos ceremonias anteriores de sus hermanos.
Como dicen los cercanos a la duquesa, «está perfecta de cabeza y con mucha ilusión por hacer planes con Alfonso». Viajes, bodas y ganas de programar su verano que suele repartir entre San Sebastián, Ibiza y Marbella son las esperanzas que hoy tiene la aristócrata para dejar atrás tantos meses aislada del mundo. Por si alguien no se ha enterado la duquesa ha vuelto.