Sin temor a ser perseguidos o apresados, los haitianos visitan el destacamento militar, donde comparten con los guardias.
LIMON DEL YUNA, Provincia Duarte.- Poco a poco, haitianos que de manera ilegal se han asentado en esta sección, perteneciente al municipio de Villa Riva, han ido desplazando a los dominicanos de las labores productivas, especialmente las agrícolas.
Atrás han quedado los tiempos en que la mano de obra criolla marcaba la pauta al momento de precisarse de obreros para la siembra, cosecha y procesamiento de arroz, así como en la ejecución de otras labores ordinarias, como la construcción.
Ciprián Severino.
Aquéllos escasos inmigrantes haitianos que aparecieron en este poblado en el decenio de los años 70, hoy son una realidad numérica que casi va a la par con los dominicanos.
En esta comunidad, integrada fundamentalmente por los sectores La Reforma, Callejón de Tilo, Cristal y Paraguay, residen alrededor de cuatro mil dominicanos, cifra que amenaza con ser alcanzada por los haitianos.
Todo esto en vista de que ya es común observar que los extranjeros que han logrado establecerse aquí logran traer desde la vecina nación familiares y amigos.
De manera hacinada, se han ido ubicando en construcciones abandonadas o en casas que alquilan y donde están supuestas a vivir seis personas, pero que terminan siendo receptoras de hasta 20 haitianos.
Aquí se hallan registradas alrededor de 186 mil tareas sembradas de arroz,
que forman parte del proyecto Limón del Yuna, la mayoría de las cuales se mantiene gracias a créditos que le otorga el Banco Agrícola.
Otro grupo pertenece a la Federación Agraria Limón del Yuna (FALY) cuya factoría de arroz estuvo inactiva por espacio de seis años y que reinició sus operaciones a finales del pasado año, gracias a un financiamiento de 20 millones de pesos autorizado por el presidente Danilo Medina.
Como forma de subsistencia, los haitianos desempleados se dedican a preparar productos que luego ofertan en el pueblo.
Ciprián Severino, un agricultor nativo de este poblado y quien ha vivido todo el tiempo aquí, considera que la mayor responsabilidad de que los haitianos desplacen a los dominicanos de las labores productivas corresponde a quienes los emplean.
A su juicio, para contratar los haitianos a fin de que realicen las labores del campo, de manera fundamental prima el hecho de que cobran menos por las jornadas de trabajo.
“Eso no solo provoca el desplazamiento de los dominicanos en esas tareas, sino que otros haitianos vengan con similares propósitos a este pueblo y terminan residiendo aquí de manera definitiva”, expresa Severino.
Lamenta el viejo agricultor que, aunque prácticamente todos viven aquí de manera ilegal (lo que asegura lo sabe todo el mundo) ninguna autoridad siquiera se molesta en poner el orden, propiciando su regreso a la vecina nación, de donde vienen a través de la frontera con Dajabón.
“Ellos se desplazan por nuestras calles sin ningún temor, pues están convencidos que no serán molestado los inspectores de Migración o las autoridades policiales y militares de la zona”, precisa Severino.
Como muestra de esa afirmación resalta que es tal el contubernio que han desarrollado los haitianos con las autoridades de aquí “que es normal incluso verlos visitar el destacamento de la Policía, donde conversan animadamente con los uniformados”.
“Si esto sigue como va, en pocos años numéricamente los haitianos superarán a los dominicanos y terminarán desplazándonos de las demás labores cotidianas, incluyendo los pequeños establecimientos comerciales que poseemos”, sugiere.
Las labores agrícolas son realizadas en Limón del Yuna prácticamente por los haitianos, en desmedro de la mano de obra dominicana.
