El próximo día 24 llegará a las librerías de toda España el último número de la revista cultural «Turia». Lo hará con tres fragmentos, hasta ahora inéditos en español, de «Madame Bovary», obra cumbre de Gustave Flaubert (1821-1880). Los textos forman parte de la nueva edición del libro que en Francia acaba de publicar Gallimard y el responsable de su rescate en España es el traductor Mauro Armiño.
«Hace tres o cuatro años, el Ayuntamiento de Rouen puso a disposición de los internautas todos los manuscritos que existían de “Madame Bovary”. Después, los estudiantes de letras de la Universidad de Rouen se dedicaron a hacer la transcripción. A finales del año pasado salió el último volumen de Gallimard en Francia. Ahí se recogen varios de estos fragmentos y era evidente que alguna edición española tenía que recuperarlo», explica Armiño.
El traductor ha incluido los fragmentos inéditos como apéndice (se explica el lugar exacto que ocupaban en el manuscrito) en la nueva edición de «Madame Bovary» que en breve verá la luz en Siruela, pero como la publicación se está retrasando (la editorial quiere hacerla coincidir con el estreno de la enésima versión cinematográfica de la obra) Armiño decidió pasarle el material como aperitivo a la revista «Turia», con la que colabora habitualmente.
Discusión sobre libros
«Lo más interesante es que hablan de la lectura y plantean un problema en el que no se ha hecho mucho hincapié. Flaubert era un gran lector de “El Quijote”. Para él, Cervantes era el gran escritor», asegura el traductor. «De la misma forma que a Don Quijote se le seca el cerebro de tanto leer, a Emma le pasa lo mismo, es una víctima del romanticismo que ha aprendido en los libros».
De hecho, el fragmento más llamativo de los tres (reproducido en parte en esta página), titulado «Una discusión sobre libros», se ocupa de la pasión de Emma Bovary por la lectura. Se trata de una discusión en la que Homais («el personaje más tonto que hay en la novela»), hombre de ciencia y boticario, arremete contra los males que provoca la lectura y es secundado por la madre de Charles Bovary, que tacha a Emma de intelectual.
Fue el propio Flaubert quien eliminó estos fragmentos de la obra a sugerencia de su amigo Maxime Deucamp, director del periódico donde se publicó por folletones «Madame Bovary». Según Deucamp, en los capítulos en los que aparecían apartaban al lector de Madame Bovary. «Te descentran, el lector se va. Deucamp tenía razón», puntualiza Armiño. Aún así, su rescate es una buena oportunidad para reivindicar, una vez más, la defensa de la lectura «para todos y para todas» que en su día hizo Flaubert.